Lo primero que plantea José Reyes, ingeniero mecánico y cofundador de Vigalab, es derribar un mito: que las soluciones basadas en internet de las cosas son caras y complejas. Por el contrario, asegura Reyes, esta tecnología de última generación es “simple, rápida y económica”, por lo que puede ser aplicada para distintas industrias.
“Es muy transversal, el internet de las cosas (IoT) puede ser usada en cualquier industria que tenga una máquina”, prosigue Reyes, al explicar este concepto que refiere a la interconexión de internet más con objetos que con personas. Inspirado en este sistema nació hace 11 meses Vigalab, empresa orientada al desarrollo soluciones para otras compañías que cuenten con máquinas, sustituyendo su operación manual por monitoreo y control a distancia.
Fundada junto al ingeniero telemático Eduardo Hitschfeld, y al alero del Grupo Viga, esta startup funciona de la siguiente manera: primero se encargan de conectar los equipos y adosar unos pequeños robots -llamados vibots- que almacenan la información por cada máquina; luego esos vibots envían información vía conexión a un servidor central; y por último este servidor común, a través de softwares y programas, computa información sintetizada del funcionamiento histórico de la máquina y su desempeño en servicio.
“Por cada máquina hay un vibot”, cuenta José Reyes, quien define el vibot como un robot de monitoreo de variables, adaptable a casi cualquier máquina, y que permite controlar y dichas máquinas a distancia. Con este esquema, Vigalab ha logrado incursionar en los más variados rubros, como el de las cecinas y el de las cervezas.
Con todo, uno de los más destacados es aquel proyecto que monitorea a distancia el funcionamiento de purificadores de agua en recintos de salud como clínicas, hospitales y sanatorios. Esta oportunidad brotó de un encuentro que tuvieron Reyes y Hitschfeld en una feria de innovación con el gerente de Vigaflow, otra empresa perteneciente al Grupo Viga, que trabaja en soluciones para una estrategia sustentable de agua a una escala mucho mayor.
Con la venia de Vigaflow, Vigalab participa activamente en este proyecto al que se le llama “aguas clínicas”. Para Reyes, además, se trata de “aguas críticas”, en tanto el tipo de agua tratada se utiliza en los recintos de salud para los análisis de sangre. “Por lo tanto el agua tiene que ser muy pura: si el agua está contaminada pueden salir erróneos los resultados de los exámenes y eso es muy complejo, sobre todo en el escenario actual de coronavirus”, explica el ingeniero mecánico.